Cuando una persona está muy preocupada sobre cómo rendirá en una tarea específica, sobre todo cuando ella cree que se trata de una tarea muy importante, como los exámenes, decimos que tiene ansiedad de ejecución. Algunas de las señales corporales de la ansiedad más comunes son las siguientes:
- Aumento de la frecuencia cardíaca.
- Respiración superficial y acelerada.
- Temblores en las extremidades.
- Sudores fríos.
- Boca seca.
- Ganas de orinar constantes.
- Tensión muscular.
- Estómago revuelto y náuseas.
- Dolor de cabeza.
- Sensación de desmayo.
Si esto te resulta familiar, no estás solo, tanto adultos como niños, siente algo se ansiedad antes de hacer un examen. Una pequeña dosis de ansiedad te puede ayudar, porque te permite estar atento y concentrado en lo que están haciendo. Pero, cuando los síntomas son tan intensos que no te dejan funcionar o cuando estás tan ansioso que te encuentras mal, es imposible que puedas dar lo mejor de ti mismo.
Antes del examen:
- Es esencial que pienses en positivo. Si te enfocas hacia el logro y trabajas lo necesario para aprobar ese examen al que tanto temes, estarás cimentando tus posibilidades de éxito. Confía en tus opciones, estudia lo necesario y así llegarás al examen mucho más calmado y enfocado hacia el éxito.
- No tomar bebidas energéticas, pues al final irán en contra de la concentración necesaria para obtener resultados.
- Intentar dormir un mínimo de ocho horas al día, ya que si no se duerme lo suficiente, los conceptos estudiados no se retendrán en la memoria a medio y largo plazo, y no se recordarán.
- No contactar con amigos que estén muy nerviosos, ya que éstos, sin ninguna mala intención le contagiarán sus malos pensamientos sobre el examen.
- Para mantener la calma en situaciones difíciles, puede ser muy útil realizar ejercicio físico. Muévete, activa tu cuerpo de cualquier manera. Dar un paseo o salir a correr, son buenas maneras de desconectar de los problemas, liberar energía y mantener la mente despejada de emociones y pensamientos negativos.
El día del examen, antes de la prueba:
- Ir sin prisas al examen, ya que si creemos que no llegamos a tiempo, la ansiedad irá creciendo según nos acerquemos al lugar donde se va a hacer el examen.
- No ir con el estómago vacío, ya que no es bueno estar sin comer o sin beber mucho tiempo, y al dar el cuerpo la alarma de hambre o sed, creer el alumno que es un dolor que somatiza su ansiedad.
- Evitar el último repaso a fondo, ya que hay que tener claro que, si algo no ha dado tiempo a estudiarlo, es mejor afianzar el temario que se ha estudiado.
- No comentar el temario con los compañeros de clase, pues siempre habrá algún amigo que se haya inventado una pregunta tan difícil que, ni el propio profesor haya caído en ella.
Durante la prueba:
- Empezar por las preguntas que mejor sepan, ya que aunque estemos haciendo una pregunta posterior, nuestro cerebro irá trabajando en buscar los conceptos almacenados en nuestra memoria para poder contestar las preguntas leídas.
- Intentar controlar el tiempo que resta al examen en todo momento, para evitar dedicar un tiempo innecesario para ampliar alguna respuesta y dejar, por falta de tiempo, alguna pregunta en blanco.
- Dejar tiempo para repasar, es importante no cometer faltas de ortografía poniendo sinónimos a las palabras de las que no se está seguro.
- Si te pones nervioso, realiza las técnicas de «parada de pensamiento negativo» y «relajación» o empieza a pensar una tarea alternativa para desviar la atención del examen. Ej: Contar del 30 al 1 restando de 3 en 3.
Al finalizar la prueba:
- Después de entregar el examen terminado, notarás una sensación de relajación y alivio: la suerte está echada. Si piensas en algo satisfactorio para hacer cuando hayas salido del centro, tu cerebro relativizará la importancia del examen y esto te ayudará a que tus nervios se disipen.